El punto sobre... Blancanieves en la ciudad de Ana Alonso.
Edición: Anaya, 2010
Colección: Pizca de Sal (a partir de 6 años)
Nº Páginas: 70
ISBN: 978-84-667-8487-0
Colección: Pizca de Sal (a partir de 6 años)
Nº Páginas: 70
ISBN: 978-84-667-8487-0
Ana Alonso nació en Tarrasa (Barcelona) en 1970,
aunque ha residido la mayor parte de su vida en León. Ha publicado ocho
poemarios y, entre otros, ha recibido el Premio de Poesía Hiperión (2005), el
Premio Ojo Crítico de Poesía (2006), el Premio Antonio Machado en Baeza (2007)
y el Premio Alfons el Magnànim Valencia de poesía en castellano (2008).
Entre sus libros dirigidos al público infantil y juvenil, destacan los escritos junto a Javier Pelegrín
La llave del tiempo y la colección Pizca de Sal dirigida a la Educación
Primaria.
Los cuentos tradicionales nacieron con la intención
de enseñar a los más pequeños aquellas conductas más apropiadas para la vida (lecciones
morales) o para prevenirlos de posibles peligros. El cuento de Caperucita
Roja advierte del peligro que conlleva hablar con extraños (Las
muchachas no deben hacer caso del primero que se les acerque, moraleja que
se desprendía del cuento de Perrault), La Cenicienta describe la
rivalidad fraterna, La bella durmiente el paso a la adolescencia, etc.
Bruno Bettelheim en su libro Psicoanálisis de los
cuentos de hadas, nos dice: “El cuento es terapéutico porque el paciente
encuentra sus propias soluciones mediante la contemplación de lo que la
historia parece aludir sobre él mismo y sobre sus conflictos internos, que
parecen incomprensibles y, por lo tanto, insolubles.” “El cuento avanza de
manera similar a cómo el niño ve y experimenta el mundo; es precisamente por
este motivo que el cuento de hadas resulta tan convincente para él. El cuento
lo conforta mucho más que los esfuerzos por consolarlo basados en razonamientos
y opiniones adultos. El pequeño confía en lo que la historia le cuenta, porque
el mundo que ésta le presenta coincide con el suyo.”
Aunque los cuentos tradicionales siempre desprenden
enseñanzas y son aplicables en cualquier lugar y tiempo, es cierto, que en la
actualidad, otros son también los temas en los que debemos centrarnos a la hora de
enseñar a través del cuento, otras las motivaciones que pueden tener los niños
y niñas y otras las inquietudes de las familias. Blancanieves en la ciudad
de Ana Alonso, transforma el cuento clásico y lo acerca al presente sin
desprenderse de los elementos que han hecho famoso a este cuento: la madrastra,
los enanitos, la manzana envenenada…
Esta nueva Blancanieves vive en un castillo con su
madrastra. Su padre se fue de viaje y nunca más volvió. La madrastra sustituye
el espejito mágico por un moderno ordenador al que pregunta diariamente quién
es la más bella de la comarca. El día que el ordenador mágico, que siempre
decía la verdad, le contesta que la más bella es Blancanieves, la madrastra
furiosa decide librarse para siempre de la niña y la envía a la ciudad. Blancanieves
se sube a un autobús muy preocupada y asustada y es el conductor quien, en la
ciudad, indica a la niña cómo llegar hasta la casa de los enanitos que son los
más adecuados para ayudarla. Caperucita aprende muchas cosas en la ciudad: cómo
guiarse a través de un mapa, para qué sirven los semáforos, el trabajo de los
ayuntamientos, el servicio de las ONG, entre otras. La madrastra intenta
envenenar a Blancanieves con una manzana pero acaba multada por un policía
municipal por practicar la venta ambulante y es llevada a comisaría por
intentar envenenar a Blancanieves. El cuento termina con el príncipe y Blancanieves
merendando unas riquísimas hamburguesas.
Blancanieves en la ciudad es una historia divertida que gustará a los
lectores más jóvenes. Permite trabajar la educación vial y la organización en
la ciudad, sus principales servicios y los empleados municipales. Al final del
libro encontramos diez fichas de actividades que permiten reforzar los
contenidos aprendidos en el cuento. Es una narración que se adapta a la actualidad
y en la que los niños/as podrán ver reflejadas muchas situaciones de su vida
cotidiana. La familia o, en su caso, el profesorado podrá partir de él para
desarrollar importantes aspectos de educación vial y cívica a la vez que fomenta el gusto por la lectura.
Por último, resaltar las ilustraciones de Patricia
Metola, muy bonitas y sencillas que aportan al libro un carácter personal y
atractivo para sus pequeños lectores.
«—¡Increíble! ¡Increíble! —comentaba el príncipe
admirado—. ¿Y dices que todo esto lo paga el Ayuntamiento? Ese señor debe de
ser muy rico…
Blancanieves se echó a reír. Se reía tanto, que
todos los pasajeros del autobús se volvieron para mirarla.
—¿Qué te pasa? —preguntó el príncipe sorprendido.
—Nada —contestó Blancanieves—. ¡Es que has dicho lo
mismo que dije yo el día que llegué a la ciudad!»
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