El punto sobre... La nieta del señor Linh de Philippe Claudel
Edición: Salamandra,
2009
ISBN:
978-84-9838-003-3
Nº páginas: 126
Philippe Claudel nació en Nancy (Francia) el 2 de
febrero de 1962. Ha sido docente y guionista de cine y televisión. Durante su
época de maestro dio clases en liceos y en la Universidad de Nancy II, donde
fue profesor de Antropología Cultural y Literatura. En su tiempo libre también
impartió clases a niños discapacitados y a presos. Sus novelas y libros de
relatos han sido galardonados en varias ocasiones: la novela J`abandonne
recibió el premio Francia Televisión 2000, su quinta novela, Almas grises,
fue galardonada con el prestigioso premio Renaudot y El informe de Brodeck
con el premio Goncourt des Lycéens. La nieta del señor
Linh fue recibida con entusiasmo en Francia, donde permanece en
las listas de los libros más vendidos desde su aparición. Elogiada unánimemente
por la crítica y el público, se han vendido más de 200 mil ejemplares y ha sido
publicada en once idiomas.
El señor Linh abandona su aldea tras ser asolada por
la guerra. En una mano sujeta una maleta ligera, en la otra su bien más
preciado: su nieta.
Tras un largo viaje en barco llega a una ciudad,
cuyo nombre no se menciona, y es conducido a un piso de acogida donde otros
refugiados se hospedan. Las dos familias que allí viven miran al anciano como
un intruso y se burlan entre risas de él. El señor Lihn comprende que molesta
pero, poco a poco, y de manera muy silenciosa irá acostumbrándose al pequeño
dormitorio y sentirá que es lo más parecido a un hogar. El anciano está solo en
un lugar extraño, no conoce el idioma de esa nueva ciudad y todo a su alrededor
parece hostil y amenazante. En su mente se mantiene una idea primordial, cuidar
de su nieta Sang Diu y no permitir que le ocurra nada malo. La niña, en sus
brazos, duerme apaciblemente, no llora, nunca se queja, parece responder a la
situación dramática que vive su abuelo comportándose de la manera más serena y
dulce que se pueda esperar.
Después de varios días encerrado en el dormitorio,
el señor Linh sale a dar un paseo, sin alejarse demasiado y con su nieta en
brazos. Descansando en un banco conoce al señor Bark, un hombre robusto y
amable que ha perdido recientemente a su mujer. Las historias de los dos hombres se unen, a pesar de que hablan
distintas lenguas, enlazadas por la soledad común, por los silencios y los
gestos de una amistad que nace como tabla de salvación para ambos.
Los dos hombres se encuentran a diario en el mismo
banco hasta que, una mañana, el señor Linh es trasladado a un asilo del que no
puede salir. El anciano, junto a su pequeña Sang Diu, consigue escapar y se
adentra en la inhóspita ciudad en busca de su único y gran amigo. El reencuentro
entre los dos hombres será el desenlace conmovedor e inesperado de esta historia.
El estilo narrativo del autor, definido como casi minimalista, nos deja la lectura de una historia imposible de ubicar en ningún
tiempo y lugar puesto que los hechos que se relatan son universales: la soledad
del exiliado y la lucha por preservar la identidad. La pérdida de las raíces,
de la familia, de todo aquello que somos y
hemos construido y la amenaza de lo desconocido, del otro, del diferente.
El poder de la amistad, que surge sin esperarla pero
que responde a la necesidad más apremiante del señor Linh, solo, asustado e
indefenso en una ciudad que aparece como contraposición a su aldea. La aldea
estaba formada por una sola calle, con doce familias, tenía paisajes, mañanas
luminosas, brumas azuladas, colinas… La ciudad, en cambio, es desconocida, fría,
no huele a nada y las personas caminan deprisa y sin mirarse. El señor Bark,
por su parte, encuentra en su nuevo amigo la compañía perdida, la escucha
paciente.
La pequeña Sang Diu, Mañana Dulce, es la
esperanza, el motivo por el que luchar contra las adversidades, el mañana. El
señor Linh se aferró a ella para poder asimilar lo ocurrido en su aldea, el
hambre, la muerte, el desarraigo…
Sang Diu escucha de boca de su abuelo esta antigua
canción, que habla de la luz del mañana.
La mañana siempre vuelve,
siempre vuelve con su luz,
siempre hay un nuevo día,
y un día serás madre tú.
siempre vuelve con su luz,
siempre hay un nuevo día,
y un día serás madre tú.
El anciano estrecha
a su hermosa nieta entre sus delgados brazos, como si su vida dependiera de
ello, silenciosa, tranquila y eterna, una hija del alba y de oriente.
Su única nieta.
La nieta del
señor Linh.
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